¡ Querido diario ! … Que crees? A esta edad me quiso llegar el amor… y salí jullendo!, te cuento.
—¡Algame diooo! A esta edad me vino a buscar el amor… y yo, como alma que lleva el diablo, ¡salí jullendo! ¿A qué venía? ¿A qué venía? ¿A darme flores y a recitarme poemas baratos? ¡No, señor! ¡A mí no me engañan!
—A ver, no me malinterpreten. Yo sé que el amor es bonito y todo eso. Pero a los veinte… a los treinta, bueno… a los cuarenta ya una anda sospechando… ¡Pero a los casi sesenta y tantos! ¡Ya no estamos para juegos,! ¡Nosotras queremos paz, no mariposas en la panza! Porque esas mariposas luego se convierten en zopilotes cuando te das cuenta de que el susodicho no sabe ni freír un huevo. Y que se sigue sintiendo joven, por aquello de que los señores se ponen mas interesantes con la edad,
—Miren, la cosa fue así. Un galán, de esos que ya peinan canas pero se creen adolescentes eternos ,llegó con su sonrisa de comercial de dentífrico. “Milka, eres una mujer fascinante, nunca había conocido a alguien como tú…” ¡Ah, caray! ¿Y qué esperaba encontrar? ¿Un Pokémon raro o qué?
—Luego, que si “te invito a cenar, a un viaje, a conocer el mundo juntos…” ¡No, señor, no! Yo ya conozco el mundo. Ademas me duelen las rodillas , He visto más lunas que tú mañanas. A mí no me endulces la oreja, que ya estoy curada de espantos.
Es que aquí entre nos, hay hombres que confunden lo empalagoso con romanticismo , uyyyy que me van a estar a mi embelesando con miel alterada con agua y azucar
—Pero lo que de veras me hizo correr fue cuando dijo: “Quiero cuidarte… protegerte… hacerte sentir segura.” ¡No, hombre! ¡Ahí sí dije ‘patas, pa’ qué las quiero’! ¡Yo no quiero guardaespaldas, ni enfermero, ni ando buscando a quien cuidar! ¡Quiero un cómplice, un compañero, alguien que no me quite la paz ni me pida que le planche las camisas!
Soy feita pero delicadita, si el amor llega a esta edad, debe ser un hombre de esos que dan amor bonito no esos que se quedan estancados en don Juan y se creen mas guapos que mi chayanne o mi César Evora
—Así que, mis queridas, aprendan la lección. Si el amor les llega a estas alturas, revísenlo bien. Que no venga con letras chiquitas ni cláusulas engañosas. Y si algo no les cuadra… ¡salgan jullendo como yo! ¡Que la libertad, mijas, es el mejor amor que podemos tener!
Revisen bien, a estas alturas no queremos mariposas , que se conviertan en zopilotes