“Cuando Vicente Fernández me escuchó cantar por primera vez, me interrumpió a la mitad y me dijo: ‘¡Cállate, cállate!’ Yo pensé que ya no iba a cantar… pero en realidad, lo había hecho llorar.”
Tenía 6 años. Me llevaron a su camerino para ver si me dejaba cantar antes de su show, pero él, por respeto al público, dijo que primero necesitaba oírme. Me pidió que le cantara una canción. Empecé con Mi terruño, y a mitad de la canción me detuvo. Yo pensé que lo había hecho tan mal que lo había decepcionado… pero en realidad, la canción lo había tocado tanto que se le llenaron los ojos de lágrimas. Me pidió una más “brava”, y cuando terminé, no me dejó cantar antes de su show pero sacó una tarjeta con una dirección: “Mañana los espero en mi granja”, dijo.
Y ahí empezó todo. Me llevó con su sastre, me regaló mi primer traje de charro —el mismo que usé en la portada del disco La Mochila Azul—, habló con CBS, y poco después, a mis 6 años, firmé mi primer contrato discográfico. Aún recuerdo que a solo 1 día de conocerme me invitó a su granja en Tlaquepaque, había gallos, ponis y ese lugar que para mí era como Disneylandia porque yo era de escasos recursos. Mientras los adultos hablaban de negocios, yo me perdía feliz persiguiendo gallinitas. Así fue como Vicente Fernández cambió mi vida.
Pedro Fernández cuenta cómo Vicente Fernández lo descubrió con solo 6 años y le cambió la vida para siempre.