Cuando un ancestro deja cosas inconclusas en su vida, estas cosas
quedan en el campo familiar, y buscará quién o quienes deben terminar
el trabajo, la limpieza y el orden que debe existir.
Cuando un antepasado dejó algo inconcluso, como una ira sin asumir,
deseo de venganza no cumplido, una culpa o un crimen
sin asumir, deudas, secretos, mentiras, dolor no reconocido,
deseos reprimidos, se abre un campo
de “compensación arcaica”: el inconsciente familiar designa a un
descendiente para concluir lo que se quedó sin cerrar.
Ese descendiente, desde su concepción, está entonces atrapado
en ese campo de compensación arcaica y no puede hacer otra cosa que
repetir ese pasado, hasta que se dé cuenta.
Y cuando se da cuenta es cuando se separa del pasado y asume su presente,
sus emociones y sus actos, sin echar la culpa a otros,
saliendo del campo de la compensación arcaica y
entrando en el campo de la autonomía.
Todo este proceso es totalmente inconsciente.
Y la vida nos va a mandar situaciones en espejo de
lo que vivió el antepasado para que nosotros vivamos estas
situaciones desde el presente y el adulto.
“El corazón de aquel que ha comprendido que lo presente
está en resonancia con lo, pasado, tanto en lo bueno como en lo malo,
late en sintonía con el mundo”.
-Bert Hellinger-
Nada en la familia queda sin ser atendido.
" Los asuntos inconclusos de nuestros antepasados crean
una resonancia en el campo familiar, buscando ser reconocidos
y sanados por las generaciones posteriores.
Como enseñaba Carl Jung:
“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente,
el subconsciente dirigirá tu vida y lo llamarás destino.”