Evitar conversaciones polémicas con personas que no entienden y no quieren entender nada sobre feminismo, también es autocuidado.
Blindar tus redes de tus familiares o amigos misóginos que sólo buscan provocarte con preguntas que no llevan a nada, pero si te sacarán un buen coraje, también es autocuidado.
Empezar a identificar quién te pregunta sobre feminismo desde una curiosidad auténtica y no desde el simple interés en refutarte cualquier argumento que des, también es autocuidado.
Y el autocuidado siempre será un principio feminista.