Mi abuela Mariana,
tiene una cana,
cana canariera.
Mi abuela Mariana,
me cuenta los cuentos
siempre a su manera.
Yo la quiero mucho,
yo la quiero tanto...
Me ducha, me peina
y me lleva al campo.
Me enseña canciones,
me ayuda a estudiar,
dice poesías,
solemos jugar.
Luego por la noche
mi abuela me vela,
un cuento me cuenta
y cuando me duermo,
me apaga la vela,
Mariana mi abuela.
Mi abuela Mariana,
de paja el sombrero,
el traje de pana,
mi abuela Mariana
no parece abuela,
me parece un hada.
Busqué y encontre esta alegoria de don Páez Vilaró, gracias por compartirlo @Daniela19
Ceremonia del Sol
Carlos Páez Vilaró
Hola Sol …! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida.
Hola Sol…! Con tu panza cargada de oro hirviendo para repartirlo generoso por villas y caseríos, capillas campesinas, valles, bosques, ríos o pueblitos olvidados…
Ooh gracias por el dato @Daniela19, muy sensible la historia de ese bello lugar que mencionas, y que fuera creado, construido por el multifacético artista uruguayo
CARLOS PÁEZ VILARÓ
…
Casapueblo, modelada con sus propias manos y con la ayuda de los pescadores. Ubicada sobre los acantilados rocosos de Punta Ballena, su casa se transformó en un símbolo del lugar. El artista definió a Casapueblo como su barco quieto, trampolín para partir y al que siempre regresó. Su baúl para almacenar recuerdos, su escultura habitable. El 13 de octubre de 1972 se vio vinculado a una historia muy alejada del arte. El avión en el que viajaba su hijo Carlos Miguel desapareció en la Cordillera de los Andes. Luego de setenta días de dolorosos rastreos tuvo la alegría de recuperarlo vivo en vísperas de la Navidad…
Casapueblo se comenzó a construir en 1958alrededor de un casilla de madera hecha con tablones encontrados en la costa, llamada La Pionera , por Carlos Páez Vilaró. Dicha casilla constituyó su primer atelier.
Yo tuve que morir un par de veces para aprender a valorar la vida, y cuando hablo de morir no hablo de dejar de existir.
Hay situaciones que matan tu espíritu y mueres aunque estés respirando.
Decir no
decir no
atarme al mástil
pero
deseando que el viento lo voltee
que la sirena suba y con los dientes
corte las cuerdas y me arrastre al fondo
diciendo no no no
pero
siguiéndola.
Me siento como un gato, he vivido más de una vida; contigo, sin ti, juntos, separados, alejados y cercanos, con café y tequila; limones y heridas; sal en las llagas y amor en los labios.